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Un pastelito con aroma de ron y vainilla, los canelés de Burdeos

Burdeos, capital de la Nueva Aquitania, no solo es famosa por sus vinos refinados, que exporta por todo el mundo desde el gran puerto sobre el río Garona. También es la cuna de la mejor cocina francesa, y concretamente el productor de uno de los pastelillos más simpáticos de la gastronomía gascona, el canelé o «canelat» en occitano.

En Deulonder, que nos gusta descubrir particularidades gastronómicas peculiares, nos hemos fijado en este postre de la cocina de origen occitano en forma de pequeña torre. Emana aromas de vainilla y ron, procedentes de las tierras de ultramar con las que Burdeos ha comerciado tradicionalmente.

Habitualmente el canelé mide unos cinco centímetros de altura, pero también se hacen «mini canelés» que hacen tres. Su textura es muy peculiar porque tiene una especie de costra que no es crujiente, y en el interior estalla la suavidad húmeda de la vainilla, la mantequilla, el azúcar, la harina y el huevo con que se preparan, sin olvidar el ron que le da su toque inconfundible.

Es habitual ver en el centro de la ciudad diversas pastelerías especializadas en el canelé, un dulce que hay que probar si se visita la capital histórica de los girondinos. El nombre de este pastelillo proviene del molde con el que se prepara y que presenta canales o lóbulos.

Existe en Burdeos un gremio que se preocupa por la buena producción de este pastelillo, que se ha ido adaptando también a los nuevos gustos y ampliando las variedades. En este enlace os proponemos un video de Pequeño Chef donde se explica, paso a paso, como elaborarlo en casa.

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